dilluns, 3 de setembre del 2012

Pruebas de teleobjetivos con la Sony NEX-5N

La cámara híbrida Sony NEX 5-N engaña. Es pequeña, no tiene espejo ni visor óptico, pero saca fotos de primera: por su chip CCD de 23,5 x 15,6 mm (APS-C) y por los objetivos que permite utilizar.

La gama de lentes disponibles con montura E no es demasiado grande, pero la posibilidad de adaptar ópticas de montura A o de utilizar casi cualquier objetivo manual ofrece amplias posibilidades de elección. He probado tres teleobjetivos:

  1. Zoom Sony E55-210 F4,5-6,3.
  2. Catadióptrico Sigma 600 F8.
  3. Catadióptrico Celestron C90 F11.
El Sony E55-210 es un teleobjetivo excelente, de gran calidad, ligero y automático. Veremos aquí hasta qué punto puede competir, mediante ampliación digital, con los otros dos objetivos, de focal más larga. Me referiré a él como "Sony 210".
Los objetivos catadióptricos son compactos y ligeros. Su longitud es aproximadamente un tercio de la que tienen objetivos refractores con la misma distancia focal. El Sigma 600, por ejemplo, mide unos 20 cm de largo:


La cámara, a la derecha, apenas se ve. Las correas son útiles para colgársela al cuello, pero en este caso eran un estorbo. Entre el objetivo y la cámara hay un adaptador de montura Canon a bayoneta E. El conjunto es tan ligero que un sencillo trípode Benro de rótula es suficiente para soportar el peso. El anillo de fijación permite girar el conjunto cámara-objetivo para hacer encuadres verticales. No tiene un tope para enfocar a infinito, sino un par de marcas que quedan alineadas cuando se enfocan objetos muy lejanos.

El Celestron C90 tiene 90mm de apertura y 1000mm de distancia focal. No se suele utilizar como teleobjetivo, sino como telescopio astronómico. El elemento frontal carece de tratamiento antireflectante. Como en todas las ópticas de tipo Maksutov, se trata de un grueso segmento esférico corrector de la aberración del espejo primario. Para facilitar el enfoque suelo intercalar un fuelle de macrofotografía entre el objetivo y la cámara:


De izquierda a derecha: cuerpo Sony NEX-5N, adaptador para bayoneta Minolta, fuelle macro, adaptador para montura T2 y telescopio. Demasiado peso para esta clase de trípode. Al estar descentrado el punto de fijación, bajo la óptica, el conjunto está desequilibrado y la cámara tiende a bajar. Se podría mejorar algo la estabilidad del montaje fijándolo al trípode mediante un un carril de enfoque intercalado. El foco primario a infinito, sin ocular de proyección, se obtiene estirando casi por completo el fuelle. Conclusión: aparatoso, engorroso e ineficaz. Es casi imposible obtener una imagen perfectamente enfocada. Me referiré a él como "Celestron 1000".

He efectuado todas las tomas desde el mismo lugar, con trípode y disparador remoto. He recortado y ampliado  las  obtenidas con el Sony 210 y el Sigma 600 para que todas mostrasen el mismo campo con la misma ampliación. Primer ejemplo: 


Se trata de un detalle de una antena de TV situada a unos 50 m de distancia. La calidad obtenida con el Sigma 600 es notablemente superior a la de los otros dos.

Segundo ejemplo:


Se trata de un detalle de la torre Foster de telecomunicaciones situada cerca de la cumbre del Tibidabo, en Barcelona. La fotografié desde unos 4 km de distancia. Ajusté la sensibilidad ISO para un tiempo de exposición de 1/4000, para minimizar los efectos de la turbulencia atmosférica, que a estas distancias limita enormemente la calidad de las imágenes. Se diría que en esta ocasión gana el Celestron 1000. Quizá acerté el foco, o quizá acerté con un raro momento de estabilidad atmosférica.

En la tercera prueba fotografíe el escudo colocado sobre la fachada de uno de los edificios de un conocido club deportivo de Barcelona. Estaba situado aproximadamente a 1 km de distancia.


De nuevo destaca el rendimiento del Sigma 600. En este caso hice dos tomas con el zoom Sony: la primera enfocando manualmente y la segunda con foco automático. La baja calidad obtenida con objetivos manuales se debe en algunos casos a enfoque deficiente, no a mala calidad de la óptica.

Los resultados me han sorprendido por lo que había leído en otros blogs sobre pruebas semejantes, que dejaban en bastante mal lugar al Sigma 600. Es cierto que es difícil enfocar correctamente con este objetivo, y más con abertura fija a F8, pero con motivos estáticos se pueden hacer varias fotos modificando ligeramente el foco, para elegir luego la mejor toma. La causa de la mala calidad de muchas fotos que se muestran en estudios comparativos del Sigma 600 no se debe a deficiencia de la óptica, sino del enfoque. Con práctica, y haciendo muchas tomas, se pueden obtener algunas fotos interesantes: